Las edades de la piel
La piel es un órgano vivo
que experimenta cambios significativos durante la vida de una persona. Desde la
delicada piel de un bebé recién nacido hasta las arrugas de la vejez, pasando
por la adolescencia, cuando algunas personas son propensas al acné.
Como ven, el paso del
tiempo va dejando huellas en nosotros y una de las más notables es el cambio en
nuestra piel.
Hagamos un breve recorrido
por las etapas más significativas:
Piel
de los niños: Cuando un niño llega a los 4 años, se puede
decir que su piel es un poco más madura, sin embargo es más sensible a los
rayos UV y requieren mayor cuidado en ese sentido.
Adolescencia:
Esta es una etapa crucial ya que los cambios hormonales que sufrimos, propios
de la pubertad, nos pueden causar daños dramáticos en nuestra piel. El acné es
un claro ejemplo de esto y aunque generalmente desaparece a medida que el
adolescente madura, en algunos casos especialmente en nosotras las mujeres, el
acné puede persistir un poco más allá de esta etapa.
Luego
de los 20: Cuando llegamos a esta etapa, comienzan a aparecer los
primeros signos de envejecimiento en formas de finas líneas en nuestra piel,
aunque aquí la genética, el estilo de vida y el medio ambiente, también juegan
un papel importante. Alrededor de los 25, la piel comienza a adelgazarse y su
función de barrera y protección natural
frente a los rayos UV, también se reducen gradualmente así como la masa de
colágeno y la flexibilidad.
A
los 30 años: La función de barrera de la piel se
debilita cada vez más, los procesos metabólicos de las células comienzan a
disminuir, la pérdida de humedad de la piel aumenta y se reduce la elasticidad
de la piel.
40
y final de los 50: A mediados de los 40 hay cambios
significativos en nuestra piel, esto puede ser más temprano en personas que se
exponen frecuentemente al sol o no se cuidan. Entre estos cambios están: la
pigmentación de la piel, cambios en la textura incluyendo poros más abiertos y
sequedad, pérdida de lozanía, manchas, lunares, pecas, entre otros.
Entre
los 60 y 70: La capacidad natural de la piel para
producir lípidos disminuye, con el resultado de sequedad, deshidratación y más
arrugas. La regeneración de la piel es más lenta y cada vez se vuelve más
delgada, con el resultado de una pérdida de volumen y una pérdida de densidad.
También se deteriora la cicatrización de las heridas. Aumenta la sensibilidad a
los rayos UV y la piel es propensa a la hiperpigmentación (por ejemplo, manchas
causadas por la edad).
En un próximo artículo,
les hablaremos sobre los factores internos y externos que causan el
envejecimiento de la piel.
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