Históricamente la evolución hacia la menopausia y en consecuencia, hacia la vejez, con la visión de lo desconocido por delante, ha constituido el proceso patológico más lentamente destructivo al que el ser humano se ha enfrentado. Muchos temen envejecer incluso antes de llegar a la edad madura, y la mayoría de las mujeres a medida que se acerca la menopausia, ven menguar sus facultades físicas, sexuales y psíquicas. El miedo al envejecimiento o gerontofobia, está en relación inversa a la aceptación de la persona por el ambiente. La autoimagen se hace más vulnerable al envejecer y desgraciadamente la naturaleza humana percibe una débil autoimagen como aberrante, asociando envejecimiento con debilidad. El individuo se ve enfrentado a la triple amenaza de un deterioro físico y mental, de la disminución del respeto ajeno y de la necesidad estresante de defenderse en nuestro mundo competitivo para conservar el estatus profesional, afectivo y social.
Con el aumento de la longevidad, esta etapa se ha prolongado hasta alcanzar los 25 años de duración media, de ahí la importancia de asegurar una buena calidad de vida. Obesidad y osteoporosis, con los consiguientes riesgos derivados de ambas enfermedades, como hipertensión, diabetes, dolores osteomusculares y fracturas, se convierten en los principales enemigos de la salud en la menopausia.
Además, con la edad, debido a la disminución de los estrógenos, vemos como la piel de la mujer se vuelve flácida, aparecen arrugas, manchas, bolsas en los ojos y aumenta el diámetro abdominal… Condiciones físicas que se suman y generan angustia y depresión en la mujer a partir de los 40-45 años…
Por suerte, los paradigmas van cambiando y actualmente la menopausia ya no tiene que ser vista y vivida como un periodo de agotamiento o como el fin de la vida, sino como el inicio de una serie de cambios hormonales que establecen un nuevo orden biológico. Este nuevo orden también implica ciertas alteraciones físicas y psicológicas cuyo impacto en la calidad de vida, con los avances actuales de la medicina, pueden reducirse mediante las intervenciones terapéuticas concretas.
El envejecimiento es un proceso biológico total que demanda retrasar sus efectos a través de una dieta equilibrada, ejercicio moderado y aporte vitamínico, de oligoelementos y hormonal. Es importante evitar los factores de desgaste como una excesiva exposición al sol, consumo excesivo de grasas saturadas, alcohol y tabaco. El estrés silencioso del día a día, así como los factores tanto endógenos como exógenos y emocionales, como la soledad, el aislamiento, la ansiedad, la tensión y el miedo, favorecen el envejecimiento y tanto el hombre como la mujer desean tener una apariencia tan juvenil como se sienten o desean sentirse.
La finalidad básica de la Medicina Estética en la menopausia envejecimiento es mejorar la autoestima al prevenir, recuperar y/o mantener el atractivo de tiempos anteriores.
Para ello recomendamos además de cambios en el estilo de vida como una dieta sana y balanceada, suplementación hormonal (en caso de estar indicada) y nutricional con vitaminas, oligoelementos, incluyendo calcio y antioxidantes, en conjunto con entrenamiento personalizado usando un protocolo Terapéutico de alta intensidad llamado SuperSlow para tonificar y moldear el cuerpo y promover la pérdida discriminada de grasa corporal, además de prevenir y tratar la osteoporosis.En conjunto, indicamos al paciente tratamiento preventivo y curativo de las alteraciones estéticas que comúnmente acompañan a la menopausia como consecuencia de los cambios hormonales, con hidrataciones cutáneas periódicas para la resequedad de la piel, prevención y tratamiento de manchas solares y seniles con IPL o “Laser Frío”, Radiofrecuencia para tratar la flacidez facial y corporal, Carboxiterapia para mejorar la circulación general y mejorar la celulitis, Carboxilipoclasia e Hidrolipoclasia Ultrasónicas para promover la pérdida localizada de la grasa abdominal (o en otras zonas corporales, si las hubiera) y Vacunterapia suave para promover el drenaje linfático, ayudar a moldear el cuerpo, evitando empeorar la flacidez. Es importante además de los diferentes tratamientos médicos y/o complementarios, saber acompañar nuestras pacientes a lo largo de de este proceso y educando a la mujer desde edades tempranas para que pueda llegar a la menopausia en mejores condiciones físicas y mentales, con una buena calidad de vida y enseñándola a comprender la menopausia como un proceso más de nuestra evolución como mujer y no como el fin de nuestra vida física, sexual y espiritual.
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